viernes, 4 de marzo de 2011

Burocratas: hoy Pablo Díaz y Carlos García

En esta oportunidad, dos patoteros de la CGT , expertos en armar grupos de choque para amedrentar y golpear trabajadores, que se alinearon con el kirchnerismo, siempre serviciales con las patronales. Pablo Díaz
Pablo Díaz es un hombre clave de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria (UF), luego de Pedraza y el “Gallego” Fernández. Se trata del responsable del cuerpo de delegados en la zona sur del Gran Buenos Aires. Es, como denunciara un trabajador del Roca, “el que, cuando hay un acto va a buscarte y te dice: ‘Loco, subite al micro que te damos el pancho y la Coca y tenés que ir a la movilización. Y si no vas, te vamos a suspender’”.
Al momento del inicio del conflicto, de 6.000 operarios que trabajaban en el tren, 1.500 eran tercerizados. El reclamo por el pase a planta data de tiempo e incluyó varias medidas de lucha. Nadie puede desconocerlo. Mucho menos Díaz, que era el representante sindical que decidía “quién entra y quien sale de planta” ante UGOFE, un consorcio empresarial que nació a instancias del kirchnerismo y que opera por orden de la secretaría de Transporte de la Nación. Su función era contratar empresas de obras y servicios y definir quiénes son los trabajadores que pasan a planta. Esas tercerizadas, varias de las cuales son dirigidas por familiares de los burócratas, son cooperativas truchas que pagan la mitad de sueldo la misma tarea por la que un trabajador de planta cobra el doble. La diferencia es subsidio estatal que los rentistas embolsan. Un cuadro de situación que muestra una responsabilidad ineludible de la triple alianza antiobrera, en la que gobierno, empresarios y burócratas ejercen juntos la superexplotación de los obreros.
Díaz, además, se encargaba de reclutar fuerzas de choque, compuesta por hombres del ferrocarril y  barrabravas, que defienden con aprietes y balas los privilegios de la burocracia de Pedraza. “Mientras nosotros estemos acá, no vamos a permitir ningún corte de vías”. “Lo único que hacemos es defender nuestra fuente de trabajo. Lo que no hacen la policía y los jueces, (…) lo vamos a hacer nosotros”, decía, exponiendo la connivencia que existen entre el estado y la burocracia.
Pablo Díaz, reclutador y organizador de la patota que asesinó a Ferreyra e hirió a otros tres compañeros, es un claro enemigo de la clase obrera, al igual que toda la podrida lista verde de la UF.
 
Carlos García
Carlos García es, desde 2008, interventor de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) en Santa Cruz Sur. Fue puesto directamente por la central, dado que, según sus propias palabras “la UOCRA, del único que está al servicio, es del secretario general nacional Gerardo Martínez y de los trabajadores”.
El gobernador Peralta y los empresarios del sector ligados al kirchnerismo como Báez, dueños de la obra pública, tienen en García un garante de la superexplotación obrera, con bajos salarios y condiciones precarias, del empleo en negro extendido en gran escala, y de los despidos con paz social. Por caso, en 2008 frenaba una denuncia por irregularidades en la seguridad de los obreros ocupados en la ampliación del municipio, porque el intendente Belloni “es un compañero”. Además, maneja una patota que se la pasa amenazando luchadores y ha formado una guardia imperial que interviene con violencia en todo conflicto sindical o social ajeno, siempre con la venia del poder y la policía, que nunca tiene “orden para actuar”. Ya en 2007, las empresas de Báez liberaban a los trabajadores de las obras y les pagaban doble para ir a formar cordón alrededor de la gobernación e impedir la llegada de las manifestaciones. En los años posteriores, hacían la protección a la legislatura, toda vez que el oficialismo impulsaba medidas antipopulares como la reforma previsional, atacando a los estatales que marcharon contra ella en diciembre último. En octubre pasado, se metían en las elecciones del gremio de comercio golpeando a la lista opositora, que protestaba en la sede sindical. En febrero, ante la postura de la ADOSAC de no iniciar las clases por la falta de propuesta del ejecutivo, el rentista advertía: “Si no inician las clases este año tal como está previsto, vamos a armar una carpa en la puerta…”. Insólito.
Para reducir costo político, el gobierno ha usado cada vez más a la patota sindical para reprimir la protesta. Más que normalizador de la UOCRA , García parece el interventor provincial, dispuesto a defender a ultranza, igual que Martínez, el orden de explotación kirchnerista.

Fuente: "Desfile de burocratas". El revolucionario Nº 63, 3 de Noviembre 2010

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