domingo, 6 de mayo de 2012

Menem, Kirchner, Cristina: una política de Estado


La megaminería llegó al país de la mano de Carlos Saúl Menem, y los gobiernos kirchneristas la anunciaron y adoptaron como política de Estado. Baste destacar que, según la Secretaría de Minería, al asumir Néstor Kirchner existían 18 proyectos aprobados, y al término del 2010 existían 572: un crecimiento del 3.078 por ciento. Estas solas cifras explican lo numeroso de las protestas populares. Nueve leyes son la base legal del sector1. “Una legislación que nosotros estimamos que fue positiva”, según palabras del entonces presidente Néstor Kirchner al lanzar el Plan Minero Nacional en el 2004, sólo un año después de llegar al poder.

Estas leyes dan a las empresas estabilidad fiscal y cambiaria por 30 años, un tope del 3% a las regalías (cuando en otros países es el 14%), otorgan doble deducción de los principales gastos en el Impuesto a las Ganancias y devolución del IVA a la exploración; las exceptúa del impuesto a la ganancia mínima presunta, al cheque, activos y combustibles líquidos especiales y de contribuciones sobre la propiedad minera. Además, el Estado les entrega gratuitamente información geológica de base, entre otros beneficios que hace que nuestro país sea –a decir del gobierno- competitivo.

 

Cristina profundiza el modelo


La presidente Cristina Fernández de Kirchner avanzó aún más en la senda trazada por Menem y Kirchner cuando en 2008 vetó la Ley 26.148, de protección de glaciares; los diputados del Frente para la Victoria, una semana después impidieron la sesión de la Cámara para evitar que la ley se volviera a tratar y se aprobara sobre tablas, tal era el consenso que tenía. Por eso volvió a aprobarse en el 2010, pero -contra la voluntad de la mayoría de los legisladores-, la presidenta todavía no la reglamenta y, en consecuencia, existe la ley pero no es posible aplicarla.

Mientras así siga, tiene la luz verde el proyecto Pascua Lama, cuyo puntapié inicial lo dio la presidenta al recibir en la Casa Rosada a Peter Munk, de la Barrick Gold, un personaje asociado con el traficante de armas saudita Adnan Khashoggi y el ex presidente norteamericano George Bush (padre) quienes son vinculados, a su vez, con Carlos Menem.


1 http://www.mineria.gov.ar/marcolegal.htm

lunes, 2 de abril de 2012

El dinero del BID y la profundización del modelo

Por: Alejandro Olmos Gaona

Banco Interamericano de Desarrollo

Las autoridades del gobierno de la Nación, y los apologistas de la política del kirchnerismo, han enfatizado reiteradamente sobre la necesidad de profundizar el “modelo nacional y popular”, sin definir con claridad en qué consiste ese supuesto “modelo” que naturalmente no guarda la menor relación con lo  que puede ser un proyecto realmente nacional. Y decimos esto, debido a que las acciones que el gobierno nacional realiza con los organismos financieros internacionales, entre otras  que podrían señalarse, muestran una continuidad estructural con las políticas del menemismo que sometieron nuestra soberanía a las decisiones generadas en los centros de poder financiero, en acuerdo con los organismos multilaterales que respaldaron siempre todos los procesos de desnacionalización de la actividad económica y colaboraron en las operaciones de endeudamiento con los acreedores extranjeros.

Dejando de lado la hojarasca dialéctica con la que semana a semana nos abruman los discursos presidenciales, y los distintos funcionarios que conforman el Poder Ejecutivo, las evidencias que surgen de decisiones que son deliberadamente  ocultadas a la población, muestran una realidad que está sideralmente alejada de lo que es una auténtica política nacional y latinoamericana.

La última capitalización del Banco Interamericano de Desarrollo  es una de esas evidencias incontrastables de continuidad con un “sistema” que privilegia a los organismos multilaterales controlados por las potencias más representativas del orden financiero mundial.

El BID que de interamericano solo tiene el nombre está integrado por los países de Latinoamérica, pero además son miembros prominentes: Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Canadá, Israel, Francia, Italia, Japón, China. Suecia y Suiza, entre otros, siendo Estados Unidos el que tiene el mayor porcentaje de votos.

Es importante recordar que esta institución al igual que el Banco Mundial y el FMI fueron creadas supuestamente para ayudar a los países que tenían dificultades económicas, pero tales objetivos se fueron desvirtuando permanentemente y fue así que participaron en conjunto en todos los planes de ajuste estructural impuestos  durante décadas, además de responder claramente en sus distintas operaciones a favorecer a bancos, empresas extranjeras, y condicionar cualquier política económica que no respondiera a los centros financieros del poder. Una clara evidencia de ello es la participación que tuvieron en la instrumentación del Plan Brady, donde violando su Convenio Constitutivo cofinanciaron compra de garantías para favorecer a los acreedores privados además de ser participes principalísimos de ese paradigma del delito que fue ese procedimiento de reestructuración de la deuda pública.

En investigaciones que realizara hace unos años, encontré  en el Ministerio de Economía un documento confidencial firmado por el entonces Presidente del BID, Enrique Iglesias dirigido a la comunidad financiera internacional, pidiendo apoyo a la política económica argentina de Menem, debido a que este se había comprometido a privatizar el sistema jubilatorio, modificar la legislación laboral y vender todas las empresas públicas. Tiempo después y en mi carácter de miembro de la Auditoría del Crédito Público de Ecuador, pude comprobar a través de documentos reservados todas las políticas instrumentadas por el BID,  donde se pudieron visualizar ciertas características recurrentes como son el renunciamiento a la soberanía, el debilitamiento y la injerencia en asuntos internos del Estado, la renuncia a la jurisdicción nacional, los condicionamientos que atentaron contra los intereses de la Nación, limitando el goce de derechos fundamentales del pueblo, promoviendo sistemas de endeudamiento desleales con sus países miembros, asociándose en muchos casos para respaldar el pago de deudas ilegítimas.

Debido a los constantes manejos de los organismos multilaterales, y para obtener financiamientos que respondieran a las reales necesidades de los pueblos, sin los condicionamientos conocidos, se promovió la creación del Banco del Sur cuyo acta fundacional y Convenio Constitutivo fueron suscriptos por la Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y  Venezuela, estableciéndose una integración de capital  de 7000 millones de dólares, 4000 de los cuales serán aportados por Argentina, Brasil y Venezuela en cinco cuotas, y el resto de los países integraran sus aportes en 9 cuotas, pero esta estructura sigue anclada en las constantes demoras que tienen como principales responsables a Brasil y la Argentina, que fortalecen a los organismos multilaterales con el aporte de importantes sumas.

Debido a los quebrantos presentados por el BID debido a inversiones especulativas en hipotecas subprime, su capital operativo  disminuyó considerablemente, pudiendo mostrar como ejemplo que en el año 2008 las pérdidas fueron del orden de los 1.900 millones de dólares, lo que llevó al Senador Richard Lugar, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos a pedir explicaciones al presidente del BID, Luis A. Moreno, quien reconoció el la existencia de operaciones de riesgo..

Esas dificultades determinaron que  la Junta de Gobernadores del BID, aprobara el 21 de julio de 2010 un aumento del capital del banco de 70.000 millones de dólares, habiendo contado con el voto favorable del entonces Ministro de Economía, Amado Boudou como integrante de la misma. Debido a ello la Argentina se comprometió a contribuir a esa capitalización mediante el aporte de cinco cuotas que en su totalidad representan la suma de 7.525.760.227 millones de dólares, con más una cuota extraordinaria para el Fondo de Operaciones Especiales de 26.779.415. Para instrumentar el aporte la Presidenta de la Nación envió al Congreso un Proyecto de Ley, que fue aprobado por la Cámara de Diputados, habiendo votado negativamente la capitalización los diputados Solanas, Argumedo y Cardelli.

La Presidenta Fernández de Kirchner en el proyecto presentado habla de las metas del BID que son lograr una mayor equidad social y la reducción de la pobreza, lo que no se condice para nada con las políticas que se conocen del BID, y contradicen sus propias palabras cuando se refiere a  los organismos multilaterales.

Que si bien es cierto que la Argentina integra el BID, y debe aceptar sus resoluciones, en ningún caso debiera haber votado una capitalización, para fortalecer a una institución que ha producido ingentes perjuicios a la Nación, y los bloques parlamentarios no tendrían que haber votado sin discusión este proyecto, que representa una enorme erogación de recursos, resultando además una incongruencia aportar al Banco del Sur 1330 millones de dólares en cinco años y casi seis veces más al BID.

Finalmente es importante señalar que el BID le prestó a la Argentina de 1993 hasta el 2011: 19.969 millones de dólares, habiéndosele pagado 13.124 millones y se le deben actualmente 9681.6 millones y tributado intereses por 7.272 millones, a lo que debe agregarse como señalaramos anteriormente, el papel fundamental que tuvo esta institución en el desguace del Estado Nacional y la transnacionalización de la economía.

Esta inaceptable capitalización no ha tomado estado público y el gobierno se ha mostrado muy cuidadoso en que los aportes económicos mencionados no trascendieran, mostrando una vez más la sideral diferencia que existe entre los discursos presidenciales y la realidad objetiva.

sábado, 25 de febrero de 2012

Asesinato colectivo

¿Cómo es el ruido del hierro cuando se dobla, cuando se encoge, cuando se destroza al abandonar su molde industrial originario para convertirse en otra cosa, en un metal mortal? ¿Cómo es el crujido del hierro que será un sonido que retornará y retornará siempre a las memorias de los sobrevivientes de la masacre ferroviaria de Once y que también habrá sido el último sonido escuchado por sus –hasta ahora- 49 víctimas fatales?

A las ocho y media del miércoles 22 de febrero de 2012 se produjo una de las mayores tragedias ferroviarias de las últimas décadas. Por el rol que le cabe a sus responsables, una masacre.  Un asesinato colectivo.

Los hermanos Mario y Claudio Cirigliano comenzaron su auge bajo el mandato del presidente Carlos Menem. En 1995, el riojano les entregó la concesión de Trenes de Buenos Aires (TBA) mediante el decreto 730/95. Hasta ese momento, la familia sólo era dueña de las líneas de colectivos 61 y 62, negocio en el que había incursionado el patriarca Nicola Cirigliano, un inmigrante italiano que se había desempeñado como chofer de colectivos. Con la concesión del ferrocarril empezaría un ascenso que no tuvo interrupciones jamás, ni siquiera bajo los gobiernos kirchneristas, lo cual demuestra otra de las continuidades entre los años noventa y la actualidad. El Estado se comprometió a pagar setenta millones de dólares por diez años por la reparación de la flota de trenes de las líneas Sarmiento y Mitre. La expansión del grupo Cirigliano los llevó a ser dueños de empresas de transporte (Grupo Plaza), concesiones públicas (TBA, Trenes de Buenos Aires), seguros (Lua La porteña), construcción de material ferroviario (Emfersa), construcción de carrocerías de buses (Tatsa) y hasta incursionó en concesiones públicas en el exterior (Opportrans, Metro de Río de Janeiro) o proyectos binacionales, como el tren argentino uruguayo.

Según el informe del diputado del ARI  Sebastián Cinquerrui, “en 1998 TBA realizó compras con sobreprecios del orden del 4000 por ciento, como fue el caso del programa de renovación y puesta a punto del material rodante y del parque tractor de la empresa, material de origen japonés marca Toshiba fabricados durante la década del 60´”. Entre los materiales comprados con sobreprecio se encontraban los vagones del tren accidentado este miércoles. Un accidente que no fue un rayo en cielo sereno. Por el contrario, marcan la forma de funcionamiento de la “burguesía nacional” que este gobierno decidió “reconstruir”. El informe de Cinquerrui brinda una cifra escalofriante: hasta 2004, la concesión de TBA en el Sarmiento y el Mitre se habían producido 2077 accidentes, provocando 665 heridos y 1372 muertos. Estas cifras no tienen en cuenta los 212 heridos y 11 muertos del choque entre un tren de TBA en la estación de Flores con un colectivo, que había pasado con una barrera baja que se mantenía en una posición angular de 45º desde hacía 10 días. O los 50 heridos del choque del Mitre en Palermo. Ni los 50 muertos y 705 heridos, por ahora, de la masacre de once ocurrida ayer.


¿Cómo se siente sobrevivir, salir de un vagón destrozado tambaleando, ayudar a los heridos, ver a los mutilados, o ser un trabajador ferroviario, moverse en auto desde las estaciones de Flores y Caballito ante el alerta de los trabajadores de evasión y boleterías de la estación plaza Miserere y ayudar en esos primeros minutos a sacar a los heridos, a las mujeres cuyas remeras estaban manchadas de sangre, a los niños, a los trabajadores que iban a cumplir sus tareas desde el oeste no tan lejano y que desde ese momento y para siempre se convertirían en lisiados, por toda sus vidas? ¿Cómo se siente presionar rítmicamente sobre el pecho de un niño de siete años para tratar de reanimarlo en medio del caos de un andén atiborrado de heridos y presionar una vez, dos, tres, y otra vez, y esperar que el niño se reanime y sobreviva, pero no, porque el niño muere?

Los Cirigliano tuvieron una activa participación en el negocio de la tercerización en el ferrocarril. De hecho, su empresa Emfer reparaba los coches que provenían de TBA y de UGOFE en general (UGOFE es la asociación estatal con los concesionarios privados del ferrocarril, integrada por el grupo Romero, el grupo Roggio y el grupo Cirigliano) mediante fondos provistos por el Estado. El Estado paga todos los sueldos, también, de los trabajadores de UGOFE. Los Cirigliano aportan el know how para hacer crecer su portfolio de empresas y billeteras abiertas para recibir subsidios en un negocio absolutamente redondo. En 2003, en pleno momento de salida de la crisis económica, TBA declaró haber repartido dividendos entre sus accionistas por 80 millones de pesos. Los índices de crecimiento de la economía posteriores aumentaron el nivel de flujos de esas ganancias. En 2012 está previsto que TBA reciba más de dos millones de pesos en subsidios estatales por día, totalizando 832,5 millones de pesos anuales. Dinero estatal conseguido, también, a fuerza de lobby, corrupción y dádivas. La Cámara Federal porteña consideró probadas la entrega de dádivas y el pago de viajes por parte de Claudio Cirigliano hacia Ricardo Jaime, predecesor de Juan Pablo Schiavi en la secretaría nacional de Transporte.

La diversificación de negocios para los amigos que propone el kirchnerismo también vale para los Cirigliano, quienes obtuvieron el contrato por la fabricación de 1 millón doscientos mil conversores digitales por la friolera de 160 millones de pesos.

Hoy, los Cirigliano reciben subsidios y organizan sus negocios de la mano de Juan Pablo Schiavi, antiguo jefe de campaña de Mauricio Macri devenido en kirchnerista. Hombre que ascendió a la Secretaría de Transporte de la Nación luego de la caída del íntimo asesor de los Kirchner Ricardo Jaime. Quien se encontraba en una reunión con empresarios ferroviarios, ejecutivos de las empresas tercerizadoras del ferrocarril y José Pedraza y Juan Carlos “El Gallego” Fernández mientras Mariano Ferreyra era asesinado en una calle del barrio de Barracas. El mismo hombre que el día de la masacre de Once brindó una conferencia de prensa en la que no aceptó preguntas y que planteó que si el hecho hubiera ocurrido durante el feriado celebrado el día anterior, “hubiera sido una cosa mucho menor”.

P. trabaja en la línea Sarmiento en el área de Sistema y Mantenimiento. “Existen unas condiciones mínimas establecidas para que un tren salga –asegura a plazademayo.com-. Pero no se cumplen. Los compresores pueden estar andando mal, lo que provoca que se cierre el freno. Sin embargo, en una formación de ocho vagones, si hay cuatro que anden el motorman lo saca. Esto sucede por el rol de los supervisores y la orden de la empresa que dice: ‘los trenes tienen que salir sí o sí’. Es una política de hace muchos años, alentada por el gobierno, que dice que los trenes deben salir porque si no hay riesgos de que se rompa la paz social. Los trenes tienen que andar, no hay que tener el servicio parado, sea como sea. Por eso trabajamos aunque El mantenimiento de las vías o de las señales no funcione. No hay formaciones de repuesto por si un tren se cancela y por eso se juega siempre en el límite. Lo que pasó ayer estaba anunciado. Los sistemas de frenos andan de forma defectuosa, pero la pericia de los motorman hace que sepan cómo manejarlos, los hacen frenar con otros métodos en la estación. Empiezan a tirar el freno desde antes. Lo más normal es que, como consecuencia de este mal andar de los frenos, te quede un vagón afuera del andén. Eso pasa porque se empieza a frenar mil metros antes empiezan a frenar. Pero en una estación un vagón te queda afuera. Tal vez ayer no funcionó, y era una cabecera, no había margen para que quede nada afuera. Esos siete metros que se incrustó el tren son los que marcan que el vagón hubiera quedado afuera del andén. Acá se dieron de lleno contra la cabecera. No sólo trabajamos así como consecuencia de la presión directa que sufrimos por parte de la empresa, sino porque nos han llevado a la naturalización de esta forma de trabajo, por esa decisión de que los trenes tienen que moverse, por esa consigna. Ayer los compañeros que estaban en las estaciones de Caballito y Flores se movilizaron en sus autos o como fuera hasta Once para empezar a ayudar con el rescate antes de que llegaran los bomberos. Los compañeros salieron a sacar cuerpos, pilas de cuerpos horizontales, gente muerta, todos los de evasión de Caballito y Flores fueron de raje en auto, fueron de una a tirarse a sacar gente, algunos de los que rescataban se murieron en las camillas. Estaban mal los compañeros. Todos estábamos muy mal”.
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¿Cómo se trajina hospitales en busca de un ser querido que tomó el tren por la mañana en la estación Haedo o en la estación Paso del Rey o en la estación Ramos Mejía, temprano, para llegar a tiempo al lugar de trabajo, pero al que nunca llegó, y caminar entonces de hospital en hospital, con la foto carnet del hijo que fue al trabajo pero que no llegó, o la esposa embarazada de seis meses cuyo celular sigue sonando en el vagón chocado en Plaza Miserere cada diez o veinte minutos de llamadas y llamadas insistentes o con la foto de la hija, impresa en blanco y negro, flaquita, de pelo largo, morocha, que iba a trabajar, a prestar servicios, a vivir su vida como la vivía todos los días pero que no llegó? ¿Cómo se decide dejar de buscar en hospitales para, entonces, dirigirse a la morgue y, entonces, reconocer si ese cadáver es el del ser querido que toda la noche se buscó?

Cincuenta muertos y setecientos cinco heridos de la clase trabajadora como consecuencia de la desidia del Estado, de los negocios de los empresarios, de la política kirchnerista de reconstrucción de una burguesía nacional que se prueba una y otra vez criminal. Una masacre que aguarda la clarificación de estas responsabilidades, y que vayan presos los responsables.

FUENTE: http://www.plazademayo.com/

martes, 21 de febrero de 2012

Pronunciamento de Plataforma 2012 sobre la Megaminería

Plataforma 2012 surge de la necesidad de construir una voz colectiva que pueda debatir abierta y públicamente los grandes problemas nacionales para contribuir al accionar social transformador, por fuera de los reduccionismos y del encapsulamiento del debate que promueve polarizaciones descalificadoras.

Plataforma 2012 es un colectivo de intelectuales y trabajadores de la cultura comprometidos en la lucha por un país verdaderamente independiente, una sociedad justa e igualitaria con plena vigencia de la libertad y los derechos humanos.

Plataforma 2012 se propone como un espacio plural, democrático e independiente de los diferentes grupos de poder, sea éste político, económico o mediático.

Desde su primer pronunciamiento, a comienzos de este año, Plataforma 2012 planteó la necesidad de recuperar el pensamiento crítico más allá del discurso del oficial. La enorme repercusión que produjo aquel primer documento y la cantidad de adhesiones que nos siguen llegando desde distintos puntos del país, confirman la existencia de aquella necesidad y comprometen a Plataforma a consolidar un espacio que pueda hacer audibles las múltiples voces que desde el campo popular piensan críticamente la realidad.

El relato oficial pretende enmascarar una realidad que eclosiona en diferentes manifestaciones en el cuerpo social. Plataforma 2012 considera que el desmontaje de ese relato – que por vía de la sacralización épica, la negación, la tergiversación, la desmentida, los silencios y ocultamientos tiende a imponer una visión monolítica y unívoca de la realidad – puede ser una herramienta que contribuya a resituar el debate de los grandes problemas nacionales. Desde esta perspectiva, los síntomas de malestar social, lejos de ser leídos como producto de algunas anomalías en el interior de un proceso transformador, pueden ser comprendidos como efectos de una política global de gobierno

Tres son los ejes en los que Plataforma 2012 se ha centrado desde su primer pronunciamiento: desigualdad, en un registro abarcador, que no se mide solamente en términos económicos, sino de desigualdad social, educativa, sanitaria, ambiental, de género, así como las implicancias que esto tiene en términos de desigualdades políticas y deterioro institucional; vínculos del gobierno con las grandes corporaciones económicas; y violación de los derechos humanos hoy.

En este sentido, la problemática de la minería transnacional – que a través de las demandas de la pueblada de Famatina hizo visibles las luchas presentes en todo el país -, ha demostrado su urgencia y dramatismo. Este tipo de minería ilustra de manera cabal los tres puntos enunciados y cómo esta tríada se inscribe en una política nacional: mayores desigualdades económicas, territoriales, sanitarias, ambientales y sociales; alianza estratégica entre el gobierno nacional y grandes corporaciones mineras transnacionales; y violación de los derechos humanos a través de la criminalización de la protesta social. Del mismo modo, el problema de la megaminería ha desenmascarado el relato mistificador del gobierno, que procura deslindar su responsabilidad en la aplicación de la política megaminera y sus consecuencias, atribuyéndola a decisiones de competencia exclusiva de los gobiernos provinciales, como si la aplicación de esas políticas no respondiera a una política nacional impulsada por el Ejecutivo y como si esos gobiernos no formaran parte de la estructura de alianzas oficialista.

Durante los años `90, bajo el gobierno neoliberal de Carlos Menem, se introdujeron grandes modificaciones en la sociedad y la economía argentinas. Con apoyo del FMI y otros organismos internacionales, se privatizaron los recursos naturales, entre ellos los minerales, y se sentaron las bases de un nuevo marco normativo y jurídico en relación a éstos, que se extiende hasta nuestros días. La aplicación de estas políticas neoliberales acentuaron aun más las asimetrías, condenando a los países dependientes y periféricos a la extracción y provisión de bienes primarios en favor de los países más poderosos del planeta, consumidores de las mismas. En la actualidad, los resultados de la aceptación de este patrón de acumulación son conocidos: tendencia a la reprimarización del aparato productivo interno -hecho confirmado por diferentes informes económicos-; extranjerización de la industria, de recursos naturales (minerales, petróleo, gas, tierras y agua); concentración económica -en algunas empresas multinacionales, que controlan el mercado global-; especialización productiva -exportación de algunos productos, sin valor agregado-; desigual distribución de los conflictos ecológicos y territoriales, que perjudica a los países periféricos, y, dentro de ellos, a aquellos sectores sociales de mayor vulnerabilidad; en fin, consolidación de verdaderos enclaves neocoloniales, que van configurando espacios productivos estructuralmente dependientes del mercado internacional en términos económicos, comerciales, financieros y tecnológicos.

En esta línea, lejos de ser “motor de desarrollo”, como argumentan sus defensores, la megaminería trasnacional refuerza la dependencia hacia los centros capitalistas de poder global, y profundiza las formas de desigualdad ya existentes a escala local, provincial y nacional: expoliación económica, devastación institucional, destrucción de territorios y depredación de bienes naturales, fragmentación y control social, cooptación científico-tecnológica, ya son hechos incontestables de nuestra realidad del siglo XXI, que no hacen más que remitir y actualizar la triste historia colonial del continente.

El caso de Bajo la Alumbrera, en la provincia de Catamarca, uno de los yacimientos de cobre más grandes de Sudamérica, es emblemático. Tras 15 años de explotación, el paisaje catamarqueño da cuenta de empobrecimiento; asistencialización generalizada de la población; falta de empleo, de agua, de electricidad; naturalización de la devastación ambiental; institucionalización del clientelismo y la corrupción; degradación de la cultura democrática; profundización de las desigualdades sociales y ambientales.

Recordemos que este tipo de minería se propone extraer los minerales diseminados en la roca portadora, a través del sistema de explotación minera a cielo abierto (open pit), que utiliza técnicas de procesamiento por lixiviación o flotación, esto es, sustancias químicas altamente contaminantes, que producen impactos negativos en la salud de las poblaciones y cuantiosos daños ambientales, los cuales han sido probados en diferentes países y regiones.

 Se trata de minería a gran escala, es decir, de mega-emprendimientos, una actividad que consume enormes cantidades de agua y energía y compite por tierra y recursos hídricos con otras actividades económicas (agricultura, ganadería, turismo). Dada su envergadura, estos emprendimientos tienden a desestructurar y reorientar la vida de las poblaciones, desplazando economías regionales preexistentes y “liberando” territorios que, de ahí en más, quedan presos de la lógica económica de las grandes compañías trasnacionales. En ese marco se producen hondas transformaciones de la ciudadanía; asistimos cada vez más a la territorialización de los conflictos y a la violación de derechos ambientales y colectivos, que se hallan amparados por la normativa nacional e internacional, y que incluyen también los derechos de los pueblos originarios (Convención 169 de la OIT). Dichas violaciones repercuten asimismo sobre los llamados derechos de primera generación, como son el de la libre expresión y el derecho de petición, impedidos u obstaculizados de modo recurrente en determinados escenarios provinciales (Catamarca, San Juan, La Rioja, entre otros).

Son las pequeñas y medianas poblaciones de nuestras provincias, sobre todo en las zonas pre-cordilleranas y cordilleranas, pero también en otras regiones áridas del país, las que hoy sufren la embestida de este modelo neocolonial. Desde las movilizaciones de Esquel, donde se llevó a cabo el único plebiscito en el país por este tema (2003), pasando por la represión y la pueblada de Andalgalá (2010), hasta la actual gran pueblada de Famatina, las poblaciones vienen rebelándose contra la expansión de este tipo de minería, con claros reclamos que subrayan el derecho a un ambiente sano, el derecho a elegir un modo de desarrollo congruente con el respeto de la vida presente y futura, de las personas y de los ecosistemas; en fin, el derecho a participar de las decisiones colectivas en el marco de una sociedad que se quiere democrática.

Esquel y Gan Gan, Andalgalá, Belén, Santa María y Tinogasta, Chilecito y Famatina, Calingasta y Jachal, Ingeniero Jacobacci y Bariloche, Gregores, Campana Mahuida-Loncopué y Rincón de los Sauces, General Alvear, San Carlos y Uspallata, Capilla del Monte, Casa Grande y Yacanto de Calamuchita, La Carolina y Merlo, Abra Pampa, Cangrejillos y Tilcara, Cafayate, Metán y Tolar Grande, Jasimampa y Sumampa, Amaicha del Valle y El Paso, valles enteros de diferentes provincias, entre tantos otros nombres, son algo más que puntos supuestamente remotos de nuestra amplia geografía nacional. Son poblaciones que, detrás de la bandera “El agua vale más que el oro”, han ido construyendo de modo perseverante y en situación de gran asimetría de fuerzas, una red de resistencias local y regional, que, en varios casos, ha tenido como producto la sanción de leyes provinciales que prohíben este tipo de minería con algunas sustancias químicas (Chubut, Río Negro, Mendoza, La Pampa, Córdoba, San Luis, Tucumán, La Rioja y Tierra del Fuego). Son estas poblaciones las que también estuvieron detrás de la defensa activa de la Ley Nacional de Protección de los Glaciares, que fuera vetada por la actual presidenta en 2008, resancionada en septiembre de 2010, luego de un arduo trabajo transversal de organizaciones sociales y ambientales, diferentes profesionales y representantes del Congreso Nacional, con la oposición activa de gran parte del oficialismo. Son estas poblaciones las que resisten de pie frente a la derogación de las leyes que prohibían este tipo de minería, como sucedió desde 2008 en La Rioja, y recientemente, en diciembre de 2012, en Río Negro.

Por ello creemos que resulta injusto y agraviante imputar “irracionalidad” o “falta de información” a la fuerte oposición que este tipo de minería ha generado en vastas poblaciones de nuestras provincias. La megaminería no es cuestionada por desconocimiento, ni por falta de cultura productiva, sino precisamente porque ésta constituye una síntesis acabada del maldesarrollo. Se trata además de un modelo que pone en jaque a la democracia, pues avanza sin consenso de las poblaciones, generando todo tipo de conflictos sociales, divisiones en la sociedad y una nueva espiral de criminalización de las resistencias. A la causa penal abierta contra los vecinos de Andalgalá y Famatina, se sumaron, primero, la detención de 18 vecinos en el pueblo de Santa María en Catamarca, a quienes se los acusa de entorpecer el tránsito terrestre (art. 194 CP) y de ser parte de una agrupación que tiene por objeto imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor (art. 213 bis); segundo, la represión desatada por la policía provincial contra los vecinos de Belén, que dejó como saldo decenas de detenidos (entre ellos, un niño menor de 13 años); tercero, la brutal represión y desalojo en Tinogasta y asimismo en Amaicha del Valle. Frente a estos hechos no podemos olvidar que ante la resistencia del pueblo de Gualeguaychú en defensa de sus derechos fue la propia Cristina Fernández de Kirchner quien firmó el decreto (828/2010) a través del cual instruyó al Procurador General del Tesoro a denunciar a 10 vecinos de Gualeguaychú acusándolos de los delitos de sedición, atentado contra el orden democrático, más otros 12 delitos que contemplan prisión efectiva.

Resulta claro que la criminalización de la protesta es una política represiva nacional que está siendo profundizada. En este y no en otro marco, el Congreso Nacional aprobó la nueva Ley Antiterrorista, enviada por el ejecutivo, que modifica la ya sancionada bajo el mandato de Néstor Kirchner en el año 2007.

Tampoco creemos que pueda responsabilizarse exclusivamente a las provincias, las cuales detentan el “dominio originario” de nuestros recursos naturales, luego de la reforma de la constitución de 1994. El marco económico y jurídico que beneficia a la megaminería se sustenta en una batería de leyes nacionales, sancionadas en los años `90, que aseguran una rentabilidad extraordinaria a las empresas, al compás del aumento de los precios internacionales de los minerales. Está legislación se mantiene en la actualidad y es custodiada por los legisladores nacionales oficialistas, junto a los sectores conservadores de ambas Cámaras, quienes no permiten siquiera la discusión de los proyectos que pretenden modificarla. Por su parte, a través del Tratado Binacional sobre Integración y Complementación Minera firmado con Chile -1996- que sancionó una legislación de “facilitación fronteriza”, se consumó la entrega de una parte de la cordillera a las transnacionales mineras, entre ellas a la empresa canadiense Barrick Gold que hoy opera en San Juan, a través de los emprendimientos mineros Veladero y Pascua-Lama. Esta empresa judicializó la ley nacional de protección de los glaciares, y logró, mediante una medida cautelar que dicha norma no se aplique en esa provincia. El tema está hace meses “a estudio” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejando así a los glaciares a merced del negocio minero en San Juan. En el resto del país, la pasividad del gobierno nacional -como autoridad de aplicación- en implementar efectivamente dicha norma, resulta inaceptable.

Así, lejos de ser una “rémora” del viejo orden neoliberal, este ordenamiento jurídico-económico encuentra un apoyo incondicional en las políticas del gobierno nacional, desde 2003 hasta la fecha. En 2004, Néstor Kirchner avaló el Plan Minero Nacional, declarando la actividad de interés estratégico y sumando nuevos beneficios y exenciones a la misma. En el mismo año se firmó con Chile el “Protocolo Adicional Específico” al Tratado para el proyecto minero binacional Pascua Lama, donde –entre otras cosas- ambos países se obligaron a permitir a “los inversionistas de una y otra, el uso de toda clase de recursos naturales necesarios para el desarrollo minero, comprendiéndose en este concepto los recursos hídricos existentes en sus respectivos territorios”. La actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no sólo ha buscado alentar la inversión minera -como en su discurso en El Qatar, en 2011-, sino que también ha dado muestras claras del apoyo del aparato del Estado a la megaminería. Uno de los ejemplos más emblemáticos, además del veto a la ley nacional de protección de glaciares, ha sido su participación en diferentes reuniones con Peter Munk, el CEO de la empresa Barrick Gold, tanto en Toronto como en Buenos Aires, a fin de facilitar un acuerdo tributario con dicha empresa, a cargo del proyecto binacional de Pascua-Lama. La fotografía que muestra a la presidenta en Canadá, junto a P.Munk, custodiada por tres banderas –la de Canadá, la de Argentina y la de la Barrick Gold- es todo un símbolo de la alianza estratégica entre gobierno nacional y megaminería, y sin duda quedará grabada en la memoria de los argentinos.

Las alusiones en el discurso presidencial a los sectores “ambientalistas”, supuestamente despreocupados por la suerte de nuestras islas Malvinas y la reciente exhortación a la “responsabilidad y seriedad sobre los planteos que se realizan”, no hacen más que poner en evidencia el manifiesto desprecio hacia las poblaciones movilizadas y el empeño por desplazar el eje de la discusión, ante el impacto nacionalizador que ha tenido la pueblada de Famatina respecto de la cuestión minera y el creciente apoyo de la sociedad hacia estas protestas. También evidencian un desprecio por la conservación del patrimonio y el futuro del país. Mientras en Catamarca se teme por la aplicación de la nueva ley antiterrorista sobre 18 asambleístas; mientras continúan las protestas y movilizaciones en diferentes ciudades de Río Negro; mientras el gobernador riojano se apresta a verter ingentes recursos económicos para torcer la voluntad de la población de su provincia; el gobierno nacional continúa acompañando con hechos la expansión de la megaminería. Desde el nombramiento del empresario minero Jorge Mayoral bajo el gobierno de Duhalde, quien continúa al frente de la Secretaría de Minería de la Nación, hasta el reciente nombramiento de un ex familiar de la presidente – Armando “Bombón” Mercado- como director del YMAD (Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio), nada parece haber horadado la continuidad en las orientaciones gubernamentales en este tema.

Así, no se trata solamente de una discusión exclusivamente económica o ambiental, sino también de una discusión política. La megaminería es uno de los eslabones más contundentes –aunque no el único- que ilustra la continuidad y profundización por parte de este gobierno respecto de las políticas de explotación neocolonial y expropiación de los bienes naturales aplicadas en los ´90. El “relato” oficial, que procura presentarlas como parte de un modelo de crecimiento y generación de empleo, es una pieza clave para la construcción de un consenso social favorable que garantice su aplicación. La retórica épica sobre las bondades de la política megaminera se complementa con el ocultamiento y negación de sus efectos devastadores. Y cuando las poblaciones involucradas, lejos de contribuir al “consenso megaminero” buscado por el gobierno, desenmascaran la falacia cuestionando legítima y abiertamente la megaminería a cielo abierto, movilizándose para rechazarla y concitando – como en el caso de Famatina – solidaridades en todo el país, el gobierno echa mano a un nuevo recurso discursivo: la “desmentida”. Según este recurso, que pretende borrar de la memoria colectiva la imagen y el valor simbólico de aquel encuentro presidencial en Toronto con el CEO de la Barrick Gold, la megaminería a cielo abierto no formaría parte del proyecto político del gobierno nacional sino que correspondería a decisiones y acuerdos estrictamente provinciales – en este caso del gobernador Beder Herrera.

Todo esto pone en evidencia un deterioro de las instituciones. Por ello, vemos con mucha preocupación que el mismo gobierno que ha destruido el sistema nacional de estadísticas (lo que dificulta toda reflexión colectiva sobre pobreza, desigualdad, desempleo o inflación, y afecta seriamente las negociaciones salariales), que extorsiona a los jueces que lo desafían, que se ha ocupado de desoír o desarmar la estructura de controles institucionales sobre el poder, que ha reforzado el proceso de concentración del poder en el ejecutivo, hoy amenaza solapadamente con una reforma constitucional promovida por las peores razones de corto plazo.

Con la convicción de que los pueblos tienen el derecho de elegir el modelo de desarrollo que más convenga y beneficie a sus poblaciones, en función de un ideal de igualdad y de equilibrio con la naturaleza y en solidaridad con las movilizaciones vecinales de tantas pequeñas y medianas localidades de nuestro país, que se han levantado activamente contra este modelo neocolonial, en defensa de nuestras cuencas hídricas y de nuestros territorios, Plataforma 2012 plantea la necesidad de debatir e impulsar las siguientes propuestas:

1. Reforma integral del Código de Minería y derogación de la Ley de Inversiones Mineras (24.196) y sus modificatorias, que promueven y habilitan la destrucción de los bienes comunes y el despojo colonial de nuestras riquezas.

2. Aplicación efectiva de la Ley Nacional de Protección de los Glaciares en todo el país.

3. Recomposición ambiental de las zonas afectadas por los megaemprendimientos mineros que actualmente existen en el país.

4. Cierre de todas las causas abiertas a los ciudadanos criminalizados por manifestarse contra la megaminería

5. Urgente derogación de la nueva ley antiterrorista.

6. Urgente sanción de las leyes provinciales derogadas en La Rioja y en Río Negro, que prohibían este tipo de megaemprendimientos mineros.

7. Activación y ampliación de mecanismos participativos y de democracia directa que apunten a la democratización de las decisiones.

8. Propuesta de Declaración de una moratoria a nuevas concesiones a la exploración y explotación minera metalífera.

9. Propuesta y debate de una Ley Nacional de Prohibición de la megaminería metalífera con uso de sustancias tóxicas y la uranífera en todo el país.

10. Propuesta de realización de un gran debate nacional que reflexione y genere políticas públicas que apunten a una salida del extractivismo neocolonial, en pos de un equilibrado e igualitario desarrollo de los pueblos, respetando su cultura y sus formas de vida; en pos de la gestión pública y participativa de nuestros bienes comunes.

Raúl Magallanes. Un represor de los 70 en la educación bonaerense.

Raúl Magallanes, habiendo sido uno de los policías de Camps en los 70 y autor de varios secuestros en la zona sur, asumió como presidente del Consejo Escolar de Lomas de Zamora y ya está amenazando compañeros.

Raúl Magallanes es un ex policía de la dictadura, que estuvo bajo las directivas de Camps y Etchecolatz. En 1997, fue titular de la comisaría 3ra de La Plata. Fue parte de “la maldita policía” de Duhalde. Fue designado director de seguridad del municipio de Lomas de Zamora por el intendente Rossi, desde ese cargo dirigía los operativos de seguridad ante las movilizaciones docentes al consejo escolar, que hoy preside. Como si fuera poco, también está vinculado en la causa del atentado a la AMIA.
 
De inmediato los sindicatos vinculados con la educación, junto a organizaciones sociales y políticas de izquierda, comenzaron una campaña de repudio por la asunción de Magallanes a la presidencia del consejo escolar. Desde Ate Sur, se han encabezado acciones que tuvieron gran repercusión. Parte de las medidas de fuerza ha sido desconocer a las autoridades de dicho consejo.
 
Esta campaña ocasionó que, al mejor estilo patotero, los compañeros sufrieran amenazas y hechos intimidatorios por la denuncia que están llevando a cabo.
 
Desde el gobierno, todavía no se ha tomado ninguna medida al respecto, a pesar de que los compañeros se encargaron de presentar materiales en el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, en la secretaría de DDHH de la nación y la provincia. y en la Comisión por la Memoria, que demuestran la participación de Magallanes en los secuestros de la dictadura.
 
La asunción del represor Magallanes como presidente del consejo escolar de Lomas de Zamora, promovida por el kirchnerismo que conocía perfectamente su prontuario,  evidencia que a pesar de que desde el gobierno se enjuicien a viejos genocidas se lleva adelante una política para sostener a estos elementos que, aún hoy, les son útiles
 
Debido a la lucha y la movilización, el escándalo fue de tal magnitud que algunos sectores del kirchnerismo que bancaban a Magallanes en la primera hora, se vieron obligados a despegarse en cuanto pudieron. Pero lo cierto es que hasta el momento el ex policía secuestrador es quien sigue al mando en el consejo y, por esta razón, la lucha contra Magallanes sigue abierta.

lunes, 13 de febrero de 2012

Desfile de empresarios: Carlos Pedro Blaquier y Franco Macri

Presentamos dos ejemplares de pura raza explotadora, que, por muchas décadas, han gozado de los favores de cuanto gobierno, civil o militar, les han servido para hacer negocios. Uno se enorgullece de su lejana ascendencia francesa y su larga presencia en el país. El otro se proclama ejemplo del inmigrante peninsular que hizo fortuna sin heredarla. Los dos, enemigos del pueblo trabajador, empresarios modelo:

Carlos Pedro Blaquier

Carlos Pedro Blaquier (84), dirige un poderoso imperio familiar, que, además del azúcar y el papel en la provincia de Jujuy, abarca la explotación agropecuaria, frutihortícola, de energía y transporte, en medio país(1). Como sus ancestros, diversifica vínculos políticos con la misma eficiencia que los negocios. Sostiene una privilegiada relación con la Sociedad Rural y la UIA; es socio del rabino Sergio Bergman en la Fundación Argentina Ciudadana; apoya al gobierno kirchnerista y cultiva relaciones con el macrismo, que nombró a su ex mujer, Nelly Arrieta de Blaquier, “embajadora cultural de la ciudad de Buenos Aires” en 2009.
Gusta mostrarse como “excéntrico millonario”, que usa sus camisas sólo una vez, y reparte su tiempo entre Punta del Este, con siete yates valuados en 2 millones de dólares y 5.000 de amarra mensual); la casona “La Torcaza” en San Isidro, de 17.000 m2 y paredes de puro mármol, o el palacio en Roque Pérez, donde entretiene a la realeza europea.

En el Ingenio Ledesma, más de 7.000 trabajadores se desloman en las 35.000 ha. de caña de azúcar, 2.000 de cítricos, paltas y mangos, el empaque de frutas, la planta de jugos concentrados, las fábricas de azúcar, alcohol, celulosa y papel, y la generación de electricidad. Es socio de Repsol, Tecpetrol, Petrobras, Mobil Argentina y CGC en la explotación de petróleo y gas, y, como se da corte de escritor, su empresa Lons le editó unos 20 libros. Hace negocios inmobiliarios; con la firma Catalinda compra, alquila y gerencia embarcaciones, y, en Calilegua, da servicios de financiación.

En su blog critica a los que “...despotrican contra los que tienen éxito... y se consideran arbitrariamente postergados (...) porque no pueden reconocer que son unos inservibles. Se trata de resentidos incurables que sueñan con invertir el orden social para que los de abajo, como ellos, estén arriba y viceversa”. En su Manual de Historia Argentina, llama “genocidas” a los indios, y sostiene que “el tratamiento que les dio [Roca] fue muy generoso”.

Su apellido está íntimamente unido al terrorismo de estado. El 27 de julio de 1976, un apagón dejó a oscuras a Libertador, Calilegua y El Talar, en Jujuy. Con los camiones del ingenio, las tropas de Domingo Bussi secuestraron unos 400 trabajadores y estudiantes. Los galpones de la empresa sirvieron de chupaderos. Tras la tortura y la capucha por meses, algunos fueron liberados, otros “blanqueados”, y 32 siguen desaparecidos.

 Los trabajadores del ingenio denuncian, además de las paupérrimas condiciones de trabajo y de la contaminación por amoníaco, que los desechos de la caña de azúcar producen bagazosis, una seria enfermedad respiratoria.

Mientras factura unos $2.000 millones por año, y cuenta con el aparato represivo estatal para que custodie sus tierras, como vimos hace medio año, al costo de cuatro vidas, también publica poemas “cristinistas”: “Se ha incrementado la venta/del cerdo vivo o carneado/ después de haber escuchado/ a Cristina presidenta. (...) Por eso soy cristinista/ y nada me hará cambiar,/ soy cristinista a rabiar/ y un convencido activista”.
...
Notas:
1) Complejo Agroindustrial Ledesma, Libertador General San Martín, Jujuy, con 40.000 ha de caña de azúcar; plantas de azúcar, alcohol, bioetanol, celulosa y papel; 2.000 ha de cítricos, paltas y mangos; empaque de frutas; una planta de jugos concentrados; generación propia de electricidad de más de 51.000 kW; 600 km de carreteras; 1.400 km de canales de riego. Glucovil Argentina S.A., San Luis, en sociedad con Cargill que tiene el 30% del paquete accionario, con una planta de molienda húmeda de maíz; producción de jarabe de fructosa, glucosa, almidones y otros subproductos de la molienda húmeda; generación propia de electricidad de 7.500 kW; fábrica de cuadernos y repuestos, ubicada en Villa Mercedes; planta de producción de cuadernos, repuestos escolares y papelería comercial; fábrica de Papeles Encapados en San Luis capital; planta de papeles encapados adquirida por leasing en 2008. Citrusalta, en Colonia Santa Rosa, Salta, con 800 ha de cítricos y planta de empaque (adquirida en el año 2009). Establecimientos rurales en Buenos Aires y Entre Ríos con producción de carne (Cabaña Argentina es el principal establecimiento de cría de cerdos del país) y granos; Establecimientos La Biznaga, La Bellaca, Magdala y Centella (52.000 ha). UTE Aguaragüe, en Salta, con exploración y explotación de petróleo y gas, entre otras.


Franco Macri

Franco Macri (81) llegó de Italia a los 19. Para los ’80, el Grupo Macri sumaba las ganancias de Sideco, fundada en 1951 y otras empresas de la construcción, Sevel Automotores, Correo Argentino, Pago Fácil, Manliba (recolección de basura) y varias empresas en la industria de alimentos en Argentina, Brasil y Uruguay, mientras disfrutaba de un trato preferencial de la dictadura. En 1982, Cavallo, a cargo del Banco Central, le regaló la estatización de la deuda de sus empresas. A lo largo de los años, fue parte de la conducción de la UIA, la Cámara Argentina de la Construcción y la Asociación de Fabricantes de Autos.

Hizo negocios con cada gobierno posterior, pero su fortuna creció con el menemismo, privatizaciones mediante, y con el kirchnerismo se consolidó entre las mayores del continente. Convertido hace varios años en “trader” de los capitales chinos, especialmente en materia de transporte, cobra millonarias comisiones por cada contrato firmado por el gobierno argentino. Sólo por la obras del Belgrano Cargas embolsó u$s400 millones, lo que explica que pase seis meses al año en China. En ese negocio, Macri, Roggio y los chinos tienen como socio a lo más granado de la burocracia sindical: La Fraternidad, la Unión Ferroviaria y el sindicato de Camioneros. Pero no sólo de comisiones vive el hombre: el plan de reactivación ferroviario traza la ruta de la soja, donde no son pocas las inversiones del Grupo Macri.

Hombre tenaz, al amparo de los nuevos negocios se recuperó del traspié judicial por el contrabando de automotores y por la pérdida del Correo Argentino, especialmente desde que, el año pasado, la justicia resolvió que debe ser indemnizado en $800 millones.
Como todos los de su calaña, vive una vida de lujos, rodeado de mujeres jóvenes y vistosas, en la que “el dinero llama al dinero”. Hace unas semanas, en el casino Club Conrad de Punta del Este, ganó u$s300.000 en la ruleta.

Sostiene una tortuosa relación con su hijo, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Hace poco, dijo en público “Mauricio es un pelotudo”, y lo descalificó para la política, anunciando que: “Desde la racionalidad, voto a los Kirchner”. Es que, para el jefe de la empresa Socma, “éste es el mejor gobierno desde Perón y Frondizi”. Como para no serlo. Entre los contratos ferroviarios, los de energía nuclear y otros con sus clientes chinos, Franco Macri tiene asegurado, en el futuro inmediato, el 4% de un total de transacciones que supera los 10 mil millones de dólares... 

martes, 10 de enero de 2012

Los negociados del Grupo Roggio con Metrovías


Por: Damián Solanas

Toda la verdad sobre el  traspaso del servicio de subtes de la Nación a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Abajo el boletazo del ajustador Macri


El traspaso del servicio de subtes de la Nación a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reviste características interesantes de analizar:

Si bien es importante la injerencia de la Ciudad en las decisiones de política y planificación del transporte que opera en su jurisdicción, el gigantesco  negociado y estafa que se vienen arrastrando año a año desde la privatización del servicio de subtes -1993 en manos de Metrovías/Grupo Roggio-  continuarán, como nunca, vigentes.

La efectiva transferencia en los términos que está planteada es  una  puesta en escena armada conjuntamente por el Kirchnerismo y el macrismo con el objetivo de, por un lado, desvincularse del costo político que implicaría la aplicación de ajustes tarifarios y,  por el otro lado del mostrador, dar luz verde a la profundización de los negociados entre el Grupo Macri, la Constructora Benito Roggio (Metrovías) y las compañías Chinas asociadas a la venta de material ferroviario.

Cabe mencionar que  ambos consorcios, tanto Macri como Roggio, fueron y son parte de la elite empresaria del gobierno kirchnerista y  poseen recorridos en común desde hace años. Además de haber compartido juntos la construcción de la Autopista Rosario-Córdoba, las dos se asociaron en la explotación del ferrocarril Belgrano Cargas conjuntamente con la aceitera china Sanhe Hopefull Grain & Oil, al igual que, mantienen actualmente ese vínculo  en la construcción del subte de la ciudad de Córdoba junto a la empresa china estatal Railway Internacional. Todas las adjudicaciones, es bueno remarcarlo, contaron con la bendición del Gobierno Nacional.

No deja de aturdir enterarse que Metrovías (Grupo Roggio) en el último año recibió en concepto de subsidios más de 700 millones de pesos mientras que en el mismo año decidió repartir dividendos por $150 millones entre sus accionistas.

El sistema de subsidios, ejercido rigurosamente desde los años noventa y profundizado por el gobierno kirchnerista, lejos de consistir en una transferencia de recursos hacia los sectores con menos ingresos acabó sirviendo a la concentración empresaria amparada por la Ley 25.561, de Emergencia Pública y el Decreto 2075/2002, de Emergencia Ferroviaria.

Ambos instrumentos desligaron a las empresas concesionarias del deber de cumplir con el régimen de inversiones estipulados en cada uno de los contratos, mientras que las tarifas congeladas junto con el subsidio estatal sirvieron para garantizar un margen de rentabilidad único para el sector empresario desligado de todo riesgo. De esta manera, sin un sistema de mantenimiento adecuado ni reposición del material amortizado, el sistema perverso creado fagocitó a los bienes públicos prestadores de servicios. Esos mismos bienes deberán ser ahora repuestos, por decisión política del Gobierno Nacional y Porteño, ahora  sin subsidios, costeados por los mismos usuarios. Gatopardismo mediante, cuando la crisis se acerca algo deberá cambiar para que nada cambie, el régimen de garantías de beneficios al sector empresario seguirá vigente.

Fuente: Infosur