miércoles, 15 de junio de 2011

El cruce entre el dinero y la sexualidad

"Hay mujeres a las que el capitalismo no les deja otra alternativa para sobrevivir que vender su cuerpo"



Entrevista al Dr. Alfredo Grande, psiquiatra y psicoanalista.


- ¿De qué hablamos cuando hablamos de prostitución?
- Cuando hablamos de prostitución hablamos de una forma de organizar un cruce entre sexo y dinero. Podemos cuestionar este cruce, llamarlo inmoral, pero el cruce existe. Es decir, la lógica del dinero y de la sexualidad se cruzan en la prostitución y en el matrimonio. Pensemos en los bienes gananciales, todo el tema de la dote; no es que sólo la prostitución organice ese cruce, muchas veces en el trabajo también, cuando hay abusos, ese cruce está garantizado edn la sociedad capitalista en distintas instancias.Obviamente, en el mercado de la prostitución hay una figura que es absolutamente necesaria para que este mercado funcione que es el consumidor, el prostituyente -o como le queramos llamar-, de los servicios de prostitución. Creo que este es un  profundo debate de tipo cultural; ¿por qué hay consumo de prostitución? Yo creo que es la oferta la que condiciona la demanda. Hay un dicho por ahí que dice que sin demanda no hay oferta; yo creo que eso no es así absolutamente en el marco del capitalismo, el capitalismo primero oferta, formatea el producto, lo impone en el mercado, y luego aparece una demanda espontánea -entre comillas-, que no es tal.
Yo trabajo con el concepto de sexualidad represora, que tiene que ver con cómo la sexualidad se pone al servicio de la explotación: deja de ser una política de liberación del sujeto -como lo plantearon (Sigmund) Freud, Wilhelm Reich y tantos otros-, y pasa a ser aliada de los mecanismos de dominación, sometimiento y explotación. Esa sexualidad represora necesita organizaciones mafiosas -la prostitución en primer lugar-, para propiciar la pornografía. Esta sexualidad represora tiene un formidable reaseguro desde la sexualidad reprimida. Quiero decir que hoy a pesar de las décadas transcurridas, la sexualidad -gracias a la influencia nefasta de sectores ultra reaccionarios, muchos de ellos cobijados por la Iglesia-, se mantiene en un estatuto de pecado, de inmoralidad aún dentro del matrimonio. Por lo tanto, si sumamos sexualidad reprimida más  sexualidad represora, el cóctel es letal.


- ¿Cómo se organiza el mercado de la prostitución?
- La industria de armas no se sostiene con los asesinos seriales y la industria de la pornografía o de la prostitución no se sostiene con un   cinco por ciento de perversos que andan dando vueltas por la ciudad. El problema es que se llega al nivel de una industria porque las armas las compran personas que no son asesinos seriales, y la prostitución la consumen generalmente varones que no son degenerados, ni perversos. Eso es lo que hay que destrabar, ¿por qué se consume algo de una manera masiva? Porque si no es masiva no da ganancias, y estamos hablando de una industria altamente rentable: drogas, prostitución y armas. Ahora, la prostitución no es un delito,  sí es delito organizar a mujeres con muchos delitos accesorios: secuestros,  torturas, reducción a la servidumbre, para que trabajen para el proxeneta, para el capitalista y demás.
Yo creo que hay que sincerar una cuestión: el sexo no puede estar por fuera del dinero, porque sino volveríamos a un territorio santo, a una especie de moral pacata y perversa. Lo que hay que desmantelar es la organización mafiosa de la prostitución y ese no es un tema sexual, es un tema de intereses, de poder. No hay droga porque se consume; el famoso dicho de: “La primera te la regalo, la segunda te la cobro” muestra claramente que primero la oferta, después la demanda.
Lamentablemente hay muchos grupos  que con un esfuerzo, que yo admiro profundamente,  trabajan contra la prostitución, pero siguen creyendo que es la demanda la que ocasiona la oferta. Es un error gravísimo que apela a una moral individual: 200 adolescentes pueden no consumir prostitución, pero la oferta de la prostitución va a seguir porque además está sostenida desde la sexualidad reprimida. Esto ya lo decía Wilhelm Reich en el 20 en, el 30, cuando hablaba de la miseria sexual de las masas.


- ¿La prostitución puede ser considerada un trabajo?
- Si la prostitución es un trabajo o no, me parece que está mal planteado. La prostitución es una estrategia de supervivencia para muchas mujeres, y sino hay que preguntárselo a ellas y si lo hicieran no es el tema que estamos tratando aquí, acá estamos tratando el tema de que hay mujeres a las que la crueldad del capitalismo no les deja otra alternativa para sobrevivir que vender su cuerpo como forma de trabajo para el placer del otro. La trata es un megadelito y debería ser considerada un crimen de lesa humanidad, no debería prescribir. Podemos ver   hasta dónde llega la complicidad, ya que son las propias víctimas o las madres de las secuestradas  las que tienen que hacer la gestión de la denuncia. Esta  es una confesión de parte tan brutal, que anula todo relevo de prueba. Entonces, como estrategia de supervivencia, es la marca del capitalismo.  Una mujer prostituida tiene una abolición de su deseo,   una especie de autismo erógeno que hace que quede inválida en lo afectivo y demás. Por supuesto que siempre hay algunas que sobreviven  a los campos de concentración, pero el campo de concentración es un dispositivo de aniquilamiento.
Si nos quedamos entrampados en la discusión sobre si al cliente hay que penalizarlo o no, sobre si la prostituta trabaja o no, ahí el proxeneta chocho, porque esa discusión nos debilita, nos enfrenta,  y va a seguir vendiendo; hay tantos modos y medios, como Internet, etcétera. La pornografía, la prostitución tienen que ver con el poder, con el dinero, con la explotación del sujeto.

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