sábado, 26 de febrero de 2011

Cristina Kirchner otra vez se "olvidó" de Alfonsín


Es absolutamente repudiable y a esta altura insoportable que la Presidente Cristina Fernández de Kirchner acostumbre a conmemorar el día universal de los derechos humanos con un olvido: los logros alcanzados durante el Gobierno de Raúl Alfonsín, responsable de sentar en el banquillo a los jerarcas de la última dictadura genocida y de crear la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas. La presidente hizo diversos reconocimientos a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y entre otros, al juez Baltazar Garzón Todos estaban presentes en el salón de los Patriotas Latinoamericanos donde cuelgan cuadros del Che Guevara, Simón Bolívar o el mártir indígena Tupac Amaru. Allí la presidenta aseguró que la Argentina de su Gobierno “es diferente, es una Argentina que hemos construido entre todos, respetando la memoria, la verdad y la justicia”.
En sus discursos hay alusiones implícitas a los juicios que se celebran en Argentina tras la declaración de nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida, pero ni una sola mención o reconocimiento al Gobierno de Alfonsín. Al ex presidente se debe la Conadep y un hecho sin precedente en el mundo: “el juicio a las juntas militares que, a diferencia del de Nuremberg, donde extranjeros son los que juzgan, en Argentina los jueces fueron argentinos”, recordaba el ex fiscal Julio César Strassera, objeto de críticas descarnadas de la Administración K y de los mercenarios de la “prensa” que sigue sus dictados.
El Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) sucedió a la dictadura militar y tuvo que enfrentar amenazas y amagos de golpes de Estado permanentes. El presidente de la transición firmó las leyes que pusieron una fecha límite a la presentación de denuncias contra el régimen militar y estableció la responsabilidad penal de las atrocidades cometidas por la dictadura, en los mandos superiores.
Estas medidas, aprobadas en el Congreso, fueron posteriormente criticadas pero Alfonsín, como confesó en vida, las consideró necesarias en ese momento. Tan imprescindibles, -reconocería- como la creación de la CONADEP y el histórico juicio a los genocidas.
Por desgracia, es común que Cristina Fernández de Kirchner no mencione en sus alocuciones sobre la evolución de los derechos humanos los logros de Alfonsín y, con la misma frecuencia que lo hace, se sucedan las críticas por su omisión.

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