viernes, 15 de julio de 2011

Páez, Galasso y el "asco para todos"

Aparentemente el fanatismo estúpido no tiene límites y, el impostado artista popular Fito Páez nos volvió a sorprender con una frase de cuño fascista. El artista dijo: "me da asco la mitad de Buenos aires", refiriéndose a el 47% de los porteños que votó al neoconservador y racista Mauricio Macri.

Haciendo abstracción del carácter antidemocrático de una expresión que no va contra quien fue elegido, sino contra quienes lo eligieron (es decir, que rechaza la expresión de la voluntad popular), un interrogante surge: ¿Desde qué lugar se manifiesta semejante repulsión?

Si el asco que les provoca Macri proviniera del repudio a quienes utilizan lo público como un medio para maximizar sus ganancias privadas, a quienes promueven políticas discriminatorias, a quienes favorecen la tercerización y la explotación de trabajadores, a quienes reprimen la protesta social, a quienes desde el Estado se preocupan por los más privilegiados en detrimento de los que menos tienen; el asco sería comprensible, irreprochable. Ahora bien, si el ataque al macrismo parte de la defensa a quienes llevan adelante una política tan viciada como la que se implementa en la Ciudad de Buenos Aires desde hace cuatro años, lo que da asco es la hipocresía.


¿Cómo se explica que provoque nauseas el alevoso favorecimiento a los amigos empresarios del Jefe de Gobierno en todas las obras públicas que se llevan adelante, y que no produzca lo mismo que se beneficie a Lázaro Báez, Cristóbal López o Sergio Schoklender? ¿No causan la misma aversión las injustificables fortunas de intendentes, diputados, gobernadores y hasta presidentes y ex presidentes que integran las filas del kirchnerismo? ¿Genera más repulsión la discriminación de inmigrantes que el ninguneo y la expulsión de las comunidades aborígenes como los Qom? ¿Cuál es el fundamento para odiar con más fuerza la tercerización de las reparticiones públicas de la ciudad que la implementada por Trenes de Buenos Aires, con el apoyo de la oficialista Unión Ferroviaria y de su procesado secretario general, José Pedraza? ¿Desde cuándo es peor querer prohibir los piquetes porque generan caos en el tránsito que reprimir las protestas de maestros santacruceños? ¿Por qué da nauseas que se ejecute todo el presupuesto porteño en bacheo y no en los hospitales públicos o que se gaste más en el norte que en el sur, y no provoca lo mismo que el Estado Nacional subsidie el gas y la electricidad que consumen los sectores más acomodados de Buenos Aires, mientras las clases populares tienen que pagar varias veces más por las garráfas?

En definitiva, ¿por qué Macri les causa tanto asco y no les generan exactamente lo mismo Daniel Scioli, Luis Beder Herrera, Guido Insfrán, José Luis Gioja, Eduardo Brizuela del Moral , Jorge Capitanich, Juan Schiaretti, José Alperovich, Mario Ishii, Alberto Descalzo, Hugo Curto, Raúl Alfredo Othacehé, Carlos Menem, etc.?
Si Macri y sus votantes les hacen sentir tanto asco por los intereses que representan, defendiendo a quienes (con otro discurso) velan por los mismos intereses, deberían sentir asco de ellos mismos.

Párrafo aparte merece el kirchnerista Norberto Galasso, quién se creyó con el derecho de vetar las afirmaciones nefastas del cantante. Leyendo detenidamente ambas cartas, resulta mucho mas impactante y nefasta la escrita por el historiador. Apoltronado en privilegios a estas alturas propios de una “casta” sacerdotal, tan fundamentalista cuanto incapaz de asumir ningún tipo de crítica al gobierno nacional, sigue exacerbado en la miopía de quien no ve más allá de la corriente a favor de la que nada.

La hipocresía y el deseo impúdico de desinformar a la ciudadanía no tienen límites.
Pero lo peor y más abominable del “kirchnerismo intelectual” es que su presunta pulcritud no es un producto propio, sino, antes bien, una creación de los otros, un antagonismo impostado. Algunas medidas loables, que sin embargo son en su mayor parte paliativos de corto plazo, han refrendado esas posiciones “progresistas”. En términos ideológicos, el kircherismo es una creación muy calculada, instrumentada con la inteligencia y la estética del más alto cinismo: mientras se opone discursivamente a lo “peor” (la dictadura, el “Grupo A”, las Corporaciones, los años 90), el oficialismo se sitúa automáticamente en lo presuntamente “mejor”. Lo cual, en verdad, dista mucho de ser cierto, pues el kircherismo mantiene la legislación de la dictadura (ley de entidades financieras) y del Menemato (concesiones en petróleo, minería, transporte, etc.), y sigue pagando deuda ilegítima inventada por ambos gobiernos.

En fin, esta claro que un alto porcentaje de la ciudadanía desconoce totalmente como se hizo el canje de deuda Kirchner-Lavagna o el mas nefasto, es decir, el de Boudou-Cristina, ni conocen cuestiones que forman la columna vertebral de la dependencia Argentina. Pero Norberto Galasso conoce bien de lo que hablamos y sin embargo asumió el rol de soldado del gobierno nacional, si, el que permite que sus recursos estratégicos sean saqueados por las empresas multinacionales, el que mas deuda externa fraudulenta pago en toda la historia, uno de los que mas ha rapiñado e patrimonio publico, el que en 2007 reprivatizo el petróleo y el gas, el que abrazo con ardor a unas conducciones sindicales mafiosas. A este gobierno abraza Norberto Galasso. ¿Quién da pena entonces?

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